Todo el mundo tiene la habilidad para mentir, eso es innato
en el ser humano, algunos la desarrollan mas como una especie de phd, otro sin
querer lo hacen, y otros simplemente lo
hacen descaradamente, la mentira es la vitamina de unos, la cadena perpetua de
otros y la salvación en casos extremos de algunos.
La madre que le miente a sus hijos que trabaja de enfermera,
cuando lo que en realidad hace es prostituirse en un chongo de mala muerte, con
un vestido que se lo presto “la amiga” que le dijo que ese era el trabajo mas “fácil
y que paga bien”, y donde tiene que bajar la cara cuando vea alguien conocido
por que la mentira la dices pero no se oculta en la cara.
El hombre que utiliza la plata que es para su familia en la “mosa”
que se consiguió en un chongo, y luego dice que lo asaltaron, pero sus hijos
tiene que comer lo mismo del almuerzo en la merienda, jactándose de su hombría se
justifica con sus amigos diciendo que “su mujer no es la misma que era antes” ,
pero no puede ver a la cara de su hija
cuando le pregunta “papi porque
no duermes en la casa”, porque la mentira la dice pero no se oculta en la cara.
Los novios que se muestran su amor, dependiendo el regalo
que reciben uno del otro , viviendo en un mundo de pura ilusión, ocultando su lugar
de origen , hablando de temas que no tienen la mínima idea, y mirando por
encima del hombro a la gente, cuando tienen a su familiar postrado en cuarto
olvidado por la “vergüenza” de ser pobre, y que cuando tocan el suelo buscan el
abrazo tierno de ese mismo familiar, mas no pueden verle la cara por que las
mentiras se dicen, pero no se oculta en la cara.
Las mentiras que se dicen, las buenas, las malas, las
forzadas, o como las quieras llamar son mentiras que uno las dice pero que no
se ocultan en la cara.
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