viernes, 9 de noviembre de 2012

Eso es el Amor...


Hoy decidí escribir sobre eso que nos hace cometer locuras y ridiculeces, que se encarga de dar vida y de matar en algunos casos,  fuente inspiradora de bellas palabras y de melódicas canciones, de momentos inolvidables, de caricias prohibidas, de lagrimas y risas, de comienzos y finales, de dudas, de verdades, de decisiones tomadas en el calor de una cama o en el frio de una conversación, de eso que todavía hay quienes aun le llamamos el amor.

El amor es tropezarse con alguien en algún lugar de una ciudad y experimentar ese intercambio de miradas, esa mano cogida, ese olor que jamás olvidas, o la maravillosa ayuda del destino, cambiando tu rumbo de aquel lugar ya escogido, por aquel nuevo sitio,  donde de manera inexplicable te encuentras de nuevo con aquellos ojos color marrón y aquel olor sabor gloria, y es allí que una magia blanca invade tu corazón y permite que tu cuerpo no este solo más y que ese momento tenga como gran cómplice al que todavía hay quienes le llamamos amor

Es la tiza y el borrador de los años de niños, de las calles de polvo , donde aquella persona que se encargaba de pegarte solo para molestar y que era capaz de secar las lagrimas por ese miedo infantil sobre tantas cosas que fuimos inducidos a creer, que creció junto a ti y vio pasar pupitres, compañeros, profesores;  todo para llegar a la madurez y solo ahí es capaz el corazón de escuchar ese cariño inocente, esos hombros mojados, y esas risas escondidas, descubiertas en un beso cómplice, un beso de amigos transformado en un beso  del que hay quienes todavía le llamamos amor.

De aquella primera vez que vez pasar por un marco de una puerta, a ese alguien que con una belleza tan visibles escondida dentro de su corazón y descubierta  por medio de sus ojos, sentarse a su lado sentir su olor a frutas, tocar su piel de seda, su sonrisa entre demonio y ángel, cautivadoramente tierna, especialmente inteligente y silenciosamente extrovertida, y  por esos momentos todavía hay quienes le llamamos amor, amor al que lo descubrimos escondido detrás de una hoja, de unas copas, de unos pasos, o simplemente de un chicle.

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